Empezamos con unos tal Caín y Abel. Pasó el tiempo. Los Pinzones descubrieron las Américas y, cinco siglos después, fuimos nosotros los que descubrimos a los Gallaghers. Entre medias, una interminable lista de hermanos que sí supieron quererse, cuidarse e incluso retroalimentarse en lo profesional. Por esa senda encontramos a Aída y Alex Domenech. Sin necesidad de ser los Muñoz de Estopa (prácticamente unos siameses), Dulceida supo presentar a su “bro” en sociedad y, justo un instante después, dejarle volar en el mismo cielo que ella pero sin la necesidad de acoger en sus alas. Domenech miró hacia abajo y no sintió vértigo.
El hedonismo más fashion
Lo fácil sería decir que es la versión masculina de Aída. Y, a ver, tampoco sería mentir. Atractivo similar, profesionales colindantes y una visión de la vida cercana al hedonismo. Como un eterno anuncio veraniego de Estrella Damm, Álex Domenech es la proyección de lo que la especie humana siempre quiso ser. Guapo, viajar, vestir bien y, a priori, no tener preocupaciones vitales. El Jude Law de 'El talento de Mr Ripley' pero nacido en Badalona.
Domenech fue presentado en sociedad vía YouTube por su hermana en el primer vídeo que Dulceida publicó en 2016. 'Tag de mi hermano' nos mostraba un chico muy parecido a Aída y con el mismo sentido de la moda (en el clip ambos visten igual). Aunque ya había aparecido en alguna foto del Instagram de la influencer, este fue el pistoletazo de salida para Alex.
Comenzaba así una nueva saga familiar. La primera que tenemos en España en el ámbito de los influencers. El Instagram de Domenech creció exponencialmente y fue la ventana por la que vimos florecer un nuevo icono de la moda. Las marcas aparecieron (Dsquared2, Pepe Jeans, Louis Vuitton) y estas le llevaron a las más importantes fashion weeks. De esta manera se creó un bucle en el que él iba creando su propia imagen a la par que se alejaba de la de su hermana.
Entre Fassbenders y JaredsLeto
Domenech duró cinco minutos como "el hermano de Dulceida" y ocho como modelo. Ambas cosas se le quedaron pequeñas en el mismo momento que el mainstream se fijó también en él. Medios como GQ le echaron el lazo para que el influencer fusionara su imagen de marca con el target de esta publicación. El halo "dolce vita" que desprendía era muy jugoso como para dejarlo pasar.
Entre portadas de Jared Leto, Michael Fassbender o Javier Bardem, Alex Domenech se colaba de vez en cuando por GQ en forma publicación de YouTube o galería de fotos. "5 consejos para mejorar tu cuenta de Instagram", "6 looks perfectos para el emprendedor del siglo XXI". Lifestyle puro y sin cortar.
Objetivo de la prensa del corazón
A diferencia de Dulceida, Domenech ha sorteado la sobreexposición y la retransmisión diaria de su vida privada. Y las consecuencias de ello se pueden observar hasta en su propia cuenta de YouTube: tres vídeos en más de dos años. Porque su rollo es otro.
A pesar de esta querencia por tener una menor presencia mediática (huelga decir que cualquiera que comparemos con Dulceida va a salir perdiendo), lo que no pudo evitar Alex es que la prensa del corazón se fjara en él. Las versiones millennials del Semana y el Diez minutos de toda la vida se hicieron eco de la relación que Domenech mantuvo con Gigi Vives, otra influencer.
Las veces que la pareja quiso mostrar sus idas y venidas sentimentales a través de Instagram, alimentaron textos en Divinity o Glamour. Cuando acabó la relación, y con la misma normalidad con la que había anunciado el inicio del noviazgo, el influencer mostró el fin. Sin dramas. Una genialidad táctica que evita a las rupturas convertirse en carroña y, por tanto, alimento para los buitres.
Call me by MY name
Hasta la mencionada confirmación vía Instagram de la relación de Alex con Gigi, a Domenech le habían endosado varias novias y novios. La orientación sexual de las personas es una de las curiosidades más intrínsecas en el ser humano y alguien como el influencer no se escapó de la ruleta rusa que, dependiendo del número de balas que haya en el cargador, te etiqueta como gay, bisexual o hetero.
Con la misma normalidad hedonista que impregna todas las facetas de su vida, a Domenech no se le movió ningún mechón de su cabello ante cada publicación que lo relacionaba con un hombre. En lugar de molestarle cual marichulo ibérico, el influencer prefirió jugar a la normalización.
Este respeto y apoyo al colectivo LGTB lo ha convertido en un icono gay y ha creado otro punto de unión con su hermana, la cual mantiene una relación con otra mujer que nunca ha dudado en mostrar. La metáfora perfecta que resume la relación entre los dos hermanos Domenech. La misma sangre y el mismo estilo de vida pero con dos enfoques distintos.