Lovely Pepa comentaba en la entrevista que le hizo Risto en el programa 'Al Rincón de Pensar' que había rechazado una colaboración con una marca valorada en más de 50.000 euros porque no había feeling. Aunque esta premisa pueda sonar frívola o elevada representa la reacción que tienen algunos creadores al conocer las exigencias de ciertas marcas a la hora de colaborar.
Primero te pido que borres cuatro tuits y después el riñon derecho
Además de destacar por su contenido en Todo el Monte es Orgasmo o lo que es lo mismo, en su canal de Youtube, Bolli es una creadora de contenido que no suele pasar desapercibida. Lo mismo te cuelga un vídeo mostrando la nefasta atención al cliente de Vodafone, que critica el último ERE de PRISA. Y, claro, que seas tan "puntillosa" puede complicarte colaborar con según que marcas.
¿Os cuento una movida del loco mundo del influencer? pic.twitter.com/FXOJljEcPB
— Bolli (@BolliStuff) 14 de febrero de 2018
Según informó una agencia de comunicación a Bolli, una marca X estaba barajando contar con ella para una colaboración económicamente muy jugosa. A cambio, desde la agencia, le aconsejaban que hiciese un pequeño lavadito de cara a sus redes. Nada del otro mundo; borrar algunos tuits y suprimir aquellas publicaciones donde mencionase a otras marcas.
Que te pidan borrar contenido es relativamente normal, sobre todo si hay mucha pasta de por medio y pocos perfiles seleccionados. Piensas “bah, si son unos tweets que escribí sin pensar” y vas cediendo terreno porque DINERO pic.twitter.com/71ljzYxfDK
— Bolli (@BolliStuff) 14 de febrero de 2018
Pero la cosa empezó a ranciear cuando también le pidieron que eliminase un tuit donde denunciaba el despido colectivo de una gran empresa.
Todo iba correcto hasta que resulta que descubren un tweet que nada tenía que ver con la marca, pero en el que hablaba de la precariedad laboral y mencionaba un ERE del grupo PRISA. Se encendieron todas las alarmas. Me llamaron casi al borde del suicidio.
— Bolli (@BolliStuff) 14 de febrero de 2018
Querían que borrara eso también y ahí ya sentí que estábamos cruzando LA LÍNEA. La conversación se volvió muy MUY MUUUUUY rara
— Bolli (@BolliStuff) 14 de febrero de 2018
“Le encantas a la marca y quiere trabajar contigo”, “si borras eso podremos firmar el contrato” “es el trato de tu vida” “Se de nuestro equipo” pic.twitter.com/gEr5XQIGFy
En tiempos de millennials llorones, como bien dice la propia youtuber "la ética es un lujo". Y como la vida está para cualquier cosa menos para lujos, decidió tragarse sus principios y borrar el tuit del ERE de PRISA. Pero ahí no acabó la cosa. Una vez que la marca que soltaba la pasta la tenía donde quería, las peticiones para moldear a Bolli a su gusto y antojo fueron en aumento.
Finalmente cedí y borre 4 tweets en los que hablaba de: ERE, precariedad e inseguridad laboral. Insisto, todo esto con la promesa del contrato de mi vida.
— Bolli (@BolliStuff) 14 de febrero de 2018
Interviene una agencia de comunicación, la marca y una agencia de asesoramiento. En la boda del rey había menos personas
El intercambio de mails para estas cosas puede durar semanas, así que entre tanto el mundo seguía girando. Tuve la mala suerte de RT -ojo, RT- un tweet en el que se había descubierto que INDITEX, MANGO y ASOS explotaba a refugiados sirios.
— Bolli (@BolliStuff) 14 de febrero de 2018
La marca nada tenía que ver con estas empresas, no son ni el mismo sector, pero nada me libró de una llamada llena de reproches
— Bolli (@BolliStuff) 14 de febrero de 2018
“Esta no es la actitud que el cliente quiere”, “no te metas en problemas”, “evita las polémicas” pic.twitter.com/5qwdgFBggh
¿Si querían contenido blanco por qué marean a una creadora que se moja ideológicamente?
No hay que ser muy espabilado para ver que Bolli no es una creadora que deje sus opiniones para las cenas familiares. Basta con echar un vistazo rápido a su playlist de Youtube o a su timeline de Twitter para comprobar que es una persona crítica con las cosas que suceden a su alrededor.
No me estaban dejando comunicar, así que deduje que para ellos debía transmitir esa imagen de falsa rebelde moldeable que puede producir contenido blanco atrayendo público igual de blanco. Poco tiempo después confirmé que era eso lo que buscaban.
— Bolli (@BolliStuff) 14 de febrero de 2018
Al igual que El Rubius o Laura Escanes no llegan a la misma gente, las campañas que hacen con marcas no están dirigidas al mismo público. Por eso no tiene ningún sentido que trates de adaptar el discurso de Bolli a tu imagen de marca porque la gente que la sigue no se lo creería ni picaría en el anzuelo de interesarse por ese producto.
¿Qué sentido tiene tratar de modificar el discurso de una persona para que te dore la píldora si a la hora de promocionar tu producto este no va a llegar al target idóneo? Es decir, si buscas a un creador de contenido para promocionar un producto "blanco", no tiene demasiado sentido elegir como suscriptor a alguien sin pelos en la lengua.
Joder, el contrato era para ser la imagen publica de la CEOE o de Cs?
— Agente Supertramp (@SdeSanty) 14 de febrero de 2018