Géneros musicales como el rap o, ahora, el trap suelen ser mirados por encima del hombro por parte de las audiencias que no suscriben este tipo de gustos. Sucede algo similar con el reggaeton. Parece que reconocer abiertamente que te gustan las canciones de Nicki Jam te lleva directamente a ser despreciado por los puristas musicales que consideran que lo único enriquecedor está firmado por Coldplay, The White Stripes o Rosalía. Porque Rosalía es la nueva excepción (y menos mal).
Como si fuesen un río a contracorriente, intérpretes como Bad Gyal o la misma Zowi cantan sus propias letras y sin rendir cuentas a nadie. Hacen la música que quieren y presumen de los lujos que han conseguido a base de esfuerzo. Puede no gustarte su discurso excesivamente materialista, ok, pero lo que no podemos negar es que están cambiando el paradigma de la música al equiparar la relevancia de la voz de la mujer a la del hombre.
'No me ves' demuestra que hay vida más allá de las canciones en torno al amor romántico
Entre otras cosas, el empoderamiento femenino en el trap es un hecho porque los nombres de las traperas más conocidas está al mismo nivel que el de los nombres masculinos que más lo petan. Bad Gyal y Yung Beef fueron cabezas de cartel en el Primavera Sound, algo que no sucede en el entorno indie donde habitualmente Izal siempre destaca por encima de Zahara.
La Zowi canta lo que le da la gana en cada uno de sus temas y no rinde cuentas a ninguna major. Sus límites son los que ella misma decide ponerse y por eso mismo te suelta titulares como "tengo pasta suficiente pa pagar mi entierro" que otros al nivel de "me pinto los labios de rojo, papi, y te hago venir". Y, aunque este tipo de empoderamiento lleva vigente en Estados Unidos desde la llegada de nombres como Nicki Minaj o Missy Elliot, en España ha tardado un poco más en llegar.
Temas como 'Obra de Arte' dieron un golpe sobre la mesa hace casi ya tres años para reivindicar que las mujeres exigían un hueco en la industria del trap. Su discurso en torno al dinero y la riqueza no busca más que evidenciar los logros conseguidos cuando nadie creía en ellas. Cuando te ganas la vida vendiendo barras de pan como hacía Bad Gyal y luego consigues crear un fenómeno en torno a tu propia música lo que te apetece es cantarlo a los cuatro vientos. Y sí, si ellas quieren cantarlo diciendo que pueden comprar en Gucci y no en las rebajas de Guess, pues perfecto.
Siempre será más positivo ver a una mujer presumir de la calidad de vida que ha logrado en base a su esfuerzo, que escuchar a Maluma cantar a cuatro mujeres cosificadas perlas como "me dan todo lo que quiero, chingan cuando yo les digo". Zowi es la punta de lanza de un movimiento musical que tiene en cuenta el discurso de las mujeres y, además, lo enriquece.
Por supuesto, puede que no sea un referente para todo el público femenino y, de hecho, es ahí donde reside el quid de todo esto. Necesitamos intérpretes empoderadas en todos los géneros musicales para que este discurso llegue tanto a la melómana que desgasta zapatilla en el Sonorama como a la que acude a la Riviera a ver a MueveloReina o lo flipa con Aitana.
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