Solo han pasado dos días desde que arrancamos el año y se sigue hablando de lo mismo: el vestido de Cristina Pedroche. Tras dos días de leer infinidad de comentarios en la misma línea, recordé el vídeo de Ter del año pasado donde sentenciaba el tema así: "Cristina Pedroche nunca puede ganar" y, hoy por hoy, sigue siendo así. Ni aunque apareciese vestida de buzo submarinista podría ganar esta batalla.
Seguimos encerrados en el "menuda vergüenza"
Basta echar un vistazo a los comentarios de esta publicación en su Instagram para corroborar que la mayor parte de los comentarios giran en torno a lo mismo del año pasado: "Así no. No son formas". "Al fin te pusieron el look acorde con tu papel estas nocheviejas: mujer florero". "Siempre generando curiosidad y polémica."
Continúa habiendo comentarios solo comparables a un cuadro de Francis Bacon
Concretamente comparables a la obra 'Head VI' de 1949. Porque sí. A la gente le sigue volando la cabeza que Cristina haga lo que le dé la gana y si "hacer lo que le da la gana" pasa por una provocación donde se sexualiza a propósito, más.
"Cristina Pedroche no ha hecho nada que no haya hecho Cher en los 70s"
Si cada celebrity que escoge un vestido con transparencias despertase tanta expectación y enfado a la vez estaríamos con el mismo tema en más de ocho ocasiones todos los años (premios Goya, Oscar, Globos de Oro, San Sebastián, Feroz, Emmy, MTV, Grammys, etc)
"Las ninfas son las dueñas del bosque y hacen lo que les da la gana"
Si para Ter Cristina Pedroche el año pasado era una ninfa del bosque, este año que ha aparecido vestida de flores intuimos que también. Pero la piedra angular de este razonamiento no reside en las flores de organza como tal, sino en la explicación terdashian de lo que significa ser una ninfa: "Las ninfas no tienen por encima de ellas ninguna figura superior dominante que les diga lo que tiene que hacer".
"Yo pensaba que este tema que ya estaba superado"
El discurso de Ter sobre la polémica del año anterior sigue vigente porque la conducta adquirida por gran parte de la sociedad tampoco ha cambiado. La única parte diferencial respecto al año anterior es que Cristina Pedroche dedicó unas palabras a explicar por qué había elegido ese look. Pero ¿qué más da que elabore un discurso? Si vas vestida con poca ropa lo que digas da igual. Cristina, de momento, no puede ganar esta batalla porque la guerra sigue siendo la misma: importa más nuestra imagen que nuestras palabras.
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