Hemos visto ejemplos en el cine, en la música y, por supuesto, en los videojuegos. Personajes virtuales, álter egos diseñados por ordenador, de carácter digital y técnicamente perfectos. O no. Mientras la 'Simone' de la película de Al Pacino era lo más parecido a Charlize Theron que se puede encontrar, los componentes de Gorillaz poco tenían que ver con la imagen de Damon Albarn. Pero como vivimos en la era de Instagram y la extrema belleza (gracias a los filtros, claro), la nueva tendencia es apostar por influencers virtuales. Porque si en tu negocio no puedes tener a Dulceida, ¿por qué no diseñar tu propia versión? Bienvenidos una vez más al real 'Black Mirror'.
Cuando los 'Sims' conquistaron Instagram
Lil Miquela es la influencer virtual con más seguidores del mundo. Un millón y medio de followers para este avatar que hace las funciones de modelo. Flequillo recto, pecas y un rollo urbano con el que la puedes ver con camisetas de la NBA, de cultura pop o incluso trapera.
Con un estilo más pijo, Bermuda es otra de las influencers virtuales top. Más de 125 mil seguidores en Instagram siguen sus publicaciones en las que aparece hasta comiendo shushi. Si esto te parece sacado del 'Sims', no sabemos qué vas a pensar cuando te digamos que Bermuda y Miquela son amigas y posan juntas (o se hacen las casual) en muchas imágenes.
Detrás de Lil Miquela se encuentra la compañía Brad, la cual podría alcanzar un valor de 125 millones de dólares gracias a una ronda de financiación. Por su parte, otras empresas como Superstealthy Shadows, SuperPlastic o Toonstar ya se encuentran desarrollando sus propias "virtual influencers" para ser lanzadas en Instagram o Snapchat.
Si el año pasado, Brad obtuvo un mínimo de 6 millones de dólares gracias a inversionistas, en la actualidad está en proceso de cerrar entre 20 y 30 millones para una proyección final de al menos 125 millones.
Los influencers virtuales llevan camino de convertirse en una industria como ya lo son los propios influencers (los de carne, hueso y filtros) o los youtubers. Uno de los motivos por los que las compañías quieren apostar por este tipo de avatares es por la ausencia de polémicas que los pueden envolver. Si cada paso o entrega de gafas por parte de Dulceida es escrutado, con Lil Miquela o Bermuda esto no puede suceder.
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