Hace unas semanas el tuitero @cafedetinta compartía en varios hilos de Twitter los descubrimientos que había hecho en materia de portadas literarias. Acostumbrado a hacer crítica literaria, no le resultó muy complicado darse cuenta que la originalidad a la hora de diseñar la tapa de los libros brilla por su ausencia en muchos casos.
"Pagar por el uso de una foto de stock no es lo mismo que pagar exclusividad"
El primer hilo que comparte @cafedetinta recoge desde portadas de best sellers juveniles como 'Huésped' de Stephenie Meyer hasta novelas muy aclamadas como 'Falcó' de Pérez Reverte pasando por 'Stone Mattress' de Margaret Atwood. Todas ellas comparten un elemento común: tienen una portada gemela. Es decir, la fotografía o la ilustración que vemos en la tapa de estos libros está presente también en otras novelas.
Pero ¿cómo es esto posible? En los bancos de imágenes, portales de los que salen muchas de las fotografías e ilustraciones que vemos en estos libros, existen varios tipos de licencias de explotación a la hora de comprar una imagen. Entre ellas destaca la libre de regalías, un tipo de licencia que se caracteriza por pagar por el uso y no la exclusividad de la fotografía. Es decir, aquel que la utiliza no adquiere la fotografía de forma única, sino que paga por su uso al igual que otros pueden hacerlo.
Esto es precisamente lo que sucede con los ejemplos que el tuitero @cafedetinta fue compartiendo en su timeline de Twitter: "Todo comenzó cuando vi la portada de Pérez Reverte repetida en otro libro. A partir de ahí, me puse a investigar un poco sobre portadas clon y ya fui viendo que hay cientos", explica a Watmag.
Y es que si buscamos en Google imágenes las palabras "copycat covers" vemos como se abren ante nosotros varios ejemplos de coincidencias de este tipo en la literatura y comprobamos lo que nos había dicho @cafedetinta: "este fenómeno se da sobre todo en literatura romántica". Y es cierto. Aunque hay bestsellers salpicados por esta realidad es algo más habitual en las típicas colecciones de libros de bolsillo.
De hecho, la práctica habitual en la mayoría de los casos pasa por modificar ligeramente la imagen de stock. Como si esto fuese una práctica más para despistar al algoritmo de YouTube, vemos la misma foto con más zoom, con menos, con un filtro de color o decorada con diferente elementos tipográficos destinados a que pase desapercibida pero que en realidad no lo consiguen.
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