La evolución constante es una marca de nacimiento de las empresas tecnológicas y las plataformas digitales. Si, por ejemplo, Tuenti está muerta e Instagram sigue viva, es porque esta última tomó nota del ruido que salía de una fiesta llamada Snapchat. Trasladado al mundo de la música en general y Spotify en particular, la aplicación sueca no puede quedarse varada dentro de una industria que lleva intentando sobrevivir desde la aparición de Napster. Es cierto que el streaming ha frenado en parte la piratería, pero la aplicación es consciente que si quiere respirar, tiene que diversificar.
Desde el año 2015, Spotify se abrió a los vídeos y los podcast. Sin embargo, con pasos torpes y algo erráticos, el usuario no acaba de familiarizarse con estas nuevas opciones. Es más, muchos aún la desconocen. A pesar de llevar viviendo en su interfaz más de una década, aún es costoso y algo laberíntico, encontrar las funciones menos básicas de la aplicación. Pero una vez encontrado el camino, ahí aparece un letrero llamado Podcasts.
La importancia en sí del formato podcast
A diferencia de otros sites, Spotify inauguró la opción de Podcasts con un punto elitista. Quizás en busca de la excelencia o profesionalidad máxima, su expansión más allá de la música tenía una obligada asociación con grandes proveedores de contenido como Vice, Comedy Central, la BBC, Nerdist, TED o Conde Nast. No ha sido hasta este 2018 cuando la plataforma sueca ha abrazado la soberanía popular.
"Los creadores de podcasts que alojan sus podcasts en otros lugares podrán poner su programa a disposición de los usuarios de Spotify al proporcionarnos su feed de podcasts. Esto hará que estén fácilmente disponibles para nuestra audiencia de más de 180 millones de oyentes en todo el mundo". Como dice el comunicado de la empresa, Spotify for podcaster es la democratización comunicativa que faltaba en la plataforma. Una nueva herramienta lanzada en octubre que permite a cualquier usuario subir su propio archivo.
Con este terreno abonado y que germinará muy poco a poco y muy dependiendo de los propios usuarios, Spotify necesita ganar nicho podcaster de otra manera. Con sus propios contenidos. Convertirse en la mayor productora del formato.
Una plataforma para gobernarlos a todos
Es más viejo que la humedad y ya lo hizo Netflix. Primero te conviertes en una especie de videoclub. Una distribuidora que hace las funciones de intermediario donde ofreces a los productores tu ventana al mundo. Una vez llegas a ser el servicio streaming más utilizado, te lanzas a ser creador de contenido. Y aunque Spotify ha alterado un poco el orden de las cosas, conoce realmente el final del camino.
De manera lógica, y tratándose del servicio de streaming musical más popular del planeta, la línea editorial que marcan sus podcast de contenido original sigue esa senda. En lengua inglesa puedes encontrar programas como 'Showstopper', un podcast quincenal que se centra en la música en programas de televisión. A su cargo se encuentra la editora de The Fader, Naomi Zeichner. En su primera temporada, se entrevistaron algunos de los supervisores musicales de series como 'Girls' o 'Stranger things'.Otro ejemplo es 'Unpacked', un podcast que presenta entrevistas con músicos o cineastas.
Muy centrada en impulsar el descubrimiento de historias y cultura, la plataforma presentó este 2018 'Ebb & Flow'. Se trata de su primera producción en colaboración con una marca, New Amsterdam Vodka. El podcast consta de cinco episodios de 30 minutos presentados por la dj Jasmine Solano y que cuenta con la colaboración de artistas como Skinny Mars, JID, Saweetie, Bryce Vine o GASHI.
'Déjà Vù' es una de las apuestas más interesantes de la plataforma. Una producción que estira en duración y formato al típico artículo de magazine donde se teoriza sobre figuras musicales. En este podcast encontrarás como las nuevas estrellas emulan a las leyendas. Rihanna y Madonna o si Kendrick Lamar es el nuevo 2Pac.
Fuera del ámbito musical, Spotify ha abierto sus puertas a neoestrellas de Hollywood como Amy Schumer. La protagonista de 'Trainwreck', tiene su propio podcast bajo el título 'Amy Schumer Presents: 3 Girls, 1 Keith'. En él, tanto ella como los también cómicos Rachel Feinstein, Bridget Everett y Keith Robinson, se habla un poco de todo y de nada. Lifestyle sobre sexo, amor, política o la propia comedia. La prueba del tipo de protagonistas a los que quiere aspirar la plataforma.
¿Y el español para cuándo?
Pues para ya mismo. Spotify siempre ha mimado al usuario hispanohablante y prueba de ello es '¡Viva Latino!', el podcast sobre, la casualidad, música latina. Conducido por Angie Romero y AJ Ramos, por el programa han pasado Bad Bunny, J Balvin, Becky G o Jennifer López.
Dirigido al mismo target está uno de los estrenos más originales de Spotify y que transitan por lugares colindantes a los de Netflix. En colaboración con un medio de los que ya mencionamos anteriormente, Vice, **la plataforma estrenó el pasado 1 de noviembre un podcast sobre la vida de "El Chapo" Guzmán**, el narco mexicano que, tras varias fugas sonadas, actualmente se encuentra preso en los Estados Unidos.
Pero Spotify no deja de ser un servicio streaming de música y aún es tímido en sus escarceos socio-culturales. Sin salir de esta zona de confort ha llegado el primer podcast español de producción propia: 'Una a la semana'. Como su propio nombre indica, se trata de un programa semanal donde Gorka Zumeta, en colaboración con Molo Cebrián, Ana Medina, Carlos Montoya y Marcos Manchado, repasan "las anécdotas más curiosas del mundo de la música y el significado que las canciones guardan para todos sus fanáticos". Un 'Cachitos' pero sin imágenes.
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