Emergió la cuarta ola feminista y, entre millones de cosas, también sirvió para señalar el machismo que se escondía en ámbitos que nunca nos habíamos parado a analizar. Sin importar si se trataba de productos relacionados con la cultura o el entretenimiento, nuestra generación descubrió cómo Ross había tenido actitudes que nos habían pasado desapercibidas y empezamos a mirar con otros ojos la obra de ciertos cineastas o músicos. Sin el ánimo de estigmatizar este trabajo perpetrado por miles de artistas, lo positivo reside en apreciar lo que antes no nos parábamos a mirar.
'Ni malas, ni vuestras'
El activismo de Devermut ni tiene fin ni queremos que lo tenga. Su hiperactividad y nivel de compromiso son tan grandes y paralelos, que les ha dado para organizar eventos que funcionen como encuentros feministas o la publicación de un libro duro pero necesario y que recoge 100 testimonios de mujeres maltratadas. Su última acción, lanzada hoy 8 de marzo, apunta en una dirección poco transitada.
Solo con el prisma de unas gafas moradas supimos ver los tics machistas y los micromachismos que se encerraban dentro de cientos y cientos de canciones. Desde las más obvias que perpetúan géneros como el reggaeton a ciertos temas de músicos no sospechosos como Joaquín Sabina o Robe Iniesta de Extremoduro.
Cosificación, alegatos machitos, maltratos físicos y/o psicológicos y miles de "eres mía", "eres mala", "eres un diablo" o "no es culpa mía si la puedo lastimar". Mensajes así se llevan transmitiendo a través de canciones que bailamos cada sábado por la noche en la discoteca de turno. Temas que coreábamos en festivales. Una corriente que solo a día de hoy ha comenzado a menguar y por ello vemos a artistas como Bad Bunny virar totalmente su discurso.
Para denunciar y señalar algo que fue normalizado durante setenta décadas de música pop, Devermut ha reunido 31 mujeres pertenecientes a la cultura. Artistas, comunicólogas, youtubers, influencers... De Anna Castillo a Itziar Castro pasando por Lluvia Rojo, Carla Di Pinto, Marija Jade o Natalia Flores. Un playback irónico que no hace otra cosa que retratar las canciones que van asomando por el vídeo.
Tal y como se indica en la publicación de Devermut, en la España de 2018 hubo 1.702 denuncias por violación. Una lacra social que ha caído como losas temporales en canciones como 'Sí, sí, sí' de Los Ronaldos o el 'Te mataré' de Loquillo. Por mucho que fueran concebidas en otro contexto y con intenciones alejadas a la violencia, cuando solo una de cada 8 mujeres se atreve a denunciar un delito de abuso sexual, la música diluye su mensaje y significado.