Roberto es uno de los pocos seres de luz y aunténticos que te topas en Instagram libres de publicidad. Con más 26 mil seguidores, este bilbaíno entra y sale de la red social según le viene en gana o según les viene en gana a los administradores de Instagram que, cada dos por tres, le cierran el chiringuito por hacer apología del consumo de sustancias.
Pero su perfil no es una obra de arte posmoderno por el mero hecho de que consuma marihuana a cámara, sino por sus códigos a la hora de comunicarse y sus valores. Si en sus perfiles ya censurados respondía al nombre de Robert Reford o Paulo Coelho de Portugal, ahora se hace llamar Jhfhkkhgnkkj.