El challenge creado por Laura Jackson arrancó este mes de enero, sin hacer demasiado ruido. Sin embargo, poco a poco el poder de convocatoria fue aumentando hasta conseguir más de 4.900 publicaciones bajo el hashtag #januhairy. Casi 5000 fotografías que buscan normalizar el vello como una parte más del cuerpo femenino.
Dos objetivos: visibilización y denuncia
La sociedad nos enseña desde bien pequeñas que la depilación es una rutina de belleza instaurada en la vida de toda mujer. Así, cuando somos adolescentes el vello que nos comienza a salir nos incomoda y rápidamente buscamos la forma de esconderlo o hacerlo desaparecer.
Laura Jackson dejó de depilarse para una performance que tuvo lugar el pasado mes de mayo y desde entonces no ha vuelto a quitarse un pelo. La experiencia no solo la llevó a iniciar el reto, sino también a aceptar el vello corporal como parte de su identidad como mujer.
Después de unas semanas me acostumbré y me empezó a gustar mi vello. Me gustó no tener los episodios incómodos que representaban el depilarse. Aunque me sentí más liberada y con confianza en mí misma, algunos de los que me rodeaban no entendían por qué no me depilaba y no estaban de acuerdo. Me di cuenta que aún tenemos mucho camino por recorrer para aceptarnos los unos a los otros de verdad. Luego pensé en Januhairy como un comienzo[...]Pero, por sorpresa, he tenido que dar muchas explicaciones sobre por qué lo hago, una razón más para hacerlo. De hecho, cuando empecé mi madre me preguntó: "¿Te da pereza o estás haciendo una prueba?". ¿Por qué tiene que decirse que es de perezosos no depilarse?
Si al rechazo social le sumamos el poder la industria depilatoria en sí misma, comprendemos por qué no depilarse es todavía una forma de reivindicar el empoderamiento femenino a través de la elección libre y no una alternativa normalizada.
Sin embargo, para llegar a esa elección libre es necesario destruir ciertos estereotipos que asocian la depilación a una práctica de higiene y que, por lo tanto, buscan demonizar el vello. Un ejemplo de ello son los anuncios de productos depilatorios. En ellos las mujeres siempre están perfectamente rasuradas, algo que es cuanto menos contradictorio si tenemos en cuenta que promocionan un producto para eliminar el vello.
De hecho, el anuncio anterior incluye mensajes como "que nada te pare para disfrutar con tus amigas" cuyo objetivo va en línea con los clichés establecidos: asociar el vello corporal a algo malo. Si nos venden que el vello limita nuestra vida personal y social porque "no podemos disfrutar con nuestras amigas" si tenemos pelos en las piernas, consiguen despertar una necesidad en su público objetivo: las mujeres.
Y es precisamente por este tipo de publicidad por la que retos como #januhairy son tan necesarios y publicaciones como la de Amaia tan aplaudidas. Aprovechar las redes sociales para generar una tendencia capaz de revertir este tipo de hábitos, ayuda a cambiar nuestra forma de concebir la belleza y el papel que desempeñamos en ella.