Instagram ha asegurado en varias ocasiones que trabaja para que la herramienta ofrezca una experiencia lo más real posible. La mala prensa generada por los falsos influencers y las campañas publicitarias fracasadas han alertado a la compañía del nivel del problema que tienen entre manos.
Aunque la compra de influencers es un tema que sale a relucir cada poco, los mecanismos utilizados para conseguir más seguidores no son tan conocidos. Hay mundo más allá de pagar 10 euros por 1000 seguidores. De hecho, podríamos decir que la compra de seguidores ya pertenece a la prehistoria de la picaresca influenceril y, ahora, los influencers de palo acuden a mecanismos mucho más sofisticados.
Fama a golpe de billete
Antes de desglosar las prácticas más utilizadas por los aspirantes a influencers, conviene tener en cuenta un par de cosas. El engagement rate es el grado de interacción que consigue un influencer con su audiencia. Es decir, lo más importante a la hora de evaluar la calidad de una cuenta de Instagram no son solamente sus seguidores, sino también la cantidad de likes y comentarios que tiene por publicación.
Es por eso que hasta ahora, una de las fórmulas más utilizadas para detectar influencers falsos pasaba por fijarse en el número de likes que tenían sus fotos en comparación con su número de seguidores. De esta forma, si el número de likes respondía más o menos al 10% de sus seguidores se consideraba una cuenta "real".
Y, aunque esta fórmula está bien, actualmente se está quedando un poco desfasada, entre otras cosas porque ahora también se pueden comprar likes y comentarios. Por lo tanto , hay influencers falsos cuyo engagement es mucho mayor que, incluso, el de influencers reales. Para entenderlo mejor, la youtuber Anita H subió recientemente un vídeo donde demuestra cómo destapar a los influencers falsos utilizando herramientas de estadísticas como Social Blade.
1. La compra de seguidores Para que la compra de seguidores sea lo más "creíble" posible, han diseñado paquetes que hacen que el crecimiento sea progresivo: en vez de subir 1000 followers de golpe subes 50 por día. Sin embargo, estos bots no dejan comentarios ni likes por lo tanto no generan ningún tipo de engagement. Comprar seguidores además de formar parte de un engaño es algo muy poco efectivo ya que a los pocos días de comprarlos empiezan a desaparecer progresivamente. Por lo tanto, todo aquel que compre seguidores y quiera mantener la farsa en el tiempo está atado a seguir comprando de forma continua.
2. La compra de perfiles de Instagram al completo Dentro de esta modalidad puedes toparte con perfiles reales y con cuentas infladas a base de un engagement falso. Para saber si esa cuenta es real lo mejor es someterla al escáner de Social Blade y ver si las curvas están repletas de picos a causa de las subidas y bajadas de seguidores o, si por el contrario, tienen una curvas progresivas.
3. Compra de likes y comentarios. La táctica de comparar el número de likes y comentarios con el número de seguidores ha dejado de ser efectiva desde el momento en el que hay gente que también invierte dinero en contratar bots que den like y escriban comentarios. El problema en este caso no reside solamente en que "no se note" que son perfiles con una audiencia falsa, sino más bien que se trata de cuentas con unos datos totalmente desvirtuados.
Este tipo de prácticas contribuyen a que los números de un influencer con un engagement real sean considerados bajos al ser comparados con los números de alguien que ha comprado seguidores. Según Anita H, una de las formas más utilizadas para detectar la compra de comentarios pasa por observar qué tipo de comentarios tienen las fotos. Los comentarios escritos por bots suelen proceder de cuentas con nombres extraños y utilizan frases genéricas que no siempre encajan en el contexto de la foto.
4. Engagement pods Se trata de grupos de Whatsapp o Telegram donde se comparten las fotos de Instagram para que entre todos los integrantes comenten y se likeen. Tal y como suscribe Anita, lo más gracioso es que las personas que están en el grupo ni siquiera se conocen entre sí.
Aunque esta práctica es legal, no es precisamente el culmen de lo moral. Se supone que las marcas contratan a un influencer porque genera una influencia con su contenido, no porque mendigue likes. Por lo tanto, si estos datos son falsos y tus likes forman parte de un intercambio con otros aspirantes a influencers, cualquier campaña publicitaria en este tipo de perfiles será un fracaso. Al final, las marcas confían en los influencers porque tienen una audiencia más segmentada, pero si esta audiencia está formada por móviles chinos que dan like compulsivamente este tipo de marketing se convierte en un fraude.
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