Hasta la llegada de las redes sociales y, por extensión, la creación del término influencer, eso de "va por cuenta de la casa" solo tenía una vía unidireccional en la que siempre era el encargado el que lo proclamaba. Pero llegaron Facebook, Instagram y Twitter, los followers fueron incrementándose exponencialmente en según que perfiles y ser una persona influyente del mundo digital se convirtió en todo un reclamo para las marcas.
Como somos seres humanos y tendemos a pervertirlo todo, a rebufo de los influencers se creó una subcategoría cuyo naming empezaría por "pseudo". O lo que es lo mismo, aspirantes o autoproclamados influencers en cuyos perfiles podrías encontrar seguidores comprados. Como si fuera ese gran capítulo de 'Black Mirror' protagonizado por Bryce Dallas Howard, el querer aparentar incluso ha llevado a ciertos usuarios a fingir publicaciones patrocinadas, una manera muy enrevesada de intentar alcanzar a las marcas.
"Encontramos esto como una falta de respeto"
"Estamos recibiendo muchos mensajes sobre colaboraciones con personas influyentes, personas influyentes de Instagram. Nos gustaría anunciar que White Banana no está interesado en "colaborar" con los "influencers" autoproclamados. Y nos gustaría sugerirle que pruebe otra forma de comer, beber o dormir gratis. O tratar de trabajar realmente".
El anterior mensaje lo publicó el propietario de un club de Filipinas que también hace las funciones de hotel. Gianluca Casaccia es italiano, tiene 40 años y junto a su mujer regenta el White Banana Beach Club, un negocio que engloba un bar, un restaurante y un par de habitaciones de lujo a 23 dólares por noche. Todo junto a una playa idílica de una de las islas que forman el país.
Tras más de 100 emails recibidos desde que abrieron las puertas del club en mayo y que comenzaban con "soy influencer y necesitamos camas y comida a cambio de contenido ", Casaccia decidió publicar en su Facebook el anuncio de que "no están interesados en colaborar con influencers autoproclamados".
A diferencia de The White Moose Café, el hotel irlandés que publicó los emails que la influencer Elle Darby les había enviado solicitando alojamiento a cambio de publicaciones, Gianluca Casaccia no es contrario a este tipo de intercambio. En declaraciones a The New York Times, lo que lamenta el empresario son las solicitudes provenientes de instagrammers que no superan los "2.000 followers" y a los que tacha de "aspirantes a influencers": "¿Cómo puedes ayudarme si no eres nadie?".
"Queremos aclarar que no estamos en contra de los influencers"
Tras la primera publicación convertida en viral, el propio dueño del club se vio obligado a realizar otro post en Facebook para aclararlo: "Nuestro post se ha hecho viral. Pero queremos aclarar que no estamos en contra de INFLUENCERS. Solo contra los freeloaders. Los influencers reales no se definen con el resto ni a sí mismos como tal. Ellos son bloggers. En realidad, hemos colaborado con algunos de ellos, en diferentes términos y condiciones, y los apoyamos. Hay influencers reales, que en caso de que nos pongamos en contacto con ellos y paguemos u ofrezcamos algo. Pero mira, nunca nos han contactado, ya que no nos necesitan. Los necesitamos." Según la entrevista a The New York Times, Casaccia estima en "medio millón de seguidores" la cifra para ser un influencer legítimo.
Pero los 12 mil likes, 1621 comentarios y 3170 veces que se compartió el post original no solo le han reportado viralidad, una entrevista en el Times o artículos en el Independent. Además de la irónica publicidad que se ha conseguido gracias a este rechazo a los falsos influencers, White Banana Beach Club ha encontrado un filón para su negocio. Tan solo dos días después del anuncio, en su Facebook compartieron una novedad del club: un cocktail al que bautizaron con el nombre de The Influencer.
Las reacciones al primer comunicado del club filipino han sido muchas y variopintas. Entre los más de 1600 comentarios que a día de hoy se han publicado en el post de Facebook, encontramos críticas al propietario que lo tachan de "snob" y posiciones a favor que aplauden su decisión ("si estas personas le enviaron un mensaje formal, creo que también merecen un rechazo formal").