En un momento en el que las redes sociales son las protagonistas, regalamos 'follows' y 'likes' con una facilidad de espanto. Hacemos doble click en la pantalla en cuanto vemos algo que nos gusta o nos llama la atención. Si nos fijamos, la mayoría de esos perfiles de instagram, muestran obras gráficas, viñetas o ilustraciones que hablan sobre nuestra realidad diaria, como si se tratase de una galería de arte virtual en la que incluso podemos adquirir las obras que más nos gusten.
Seguro que recientemente has escuchado a un amigo decir que se ha comprado una ‘lámina’, un ‘print’ o el ‘dibujo’ de esa persona que hace cosas tan chulas en instagram para poder colgarlo en su zulo de 30 metros cuadrados. A lo mejor nunca habíamos sentido atracción por el arte o la ilustración, pero de repente ¡pum!, se nos ponen por delante un montón de estímulos visuales con nombre y apellidos que nos hacen volvernos totalmente fans.
TanTanFan y los fans
De este mismo concepto nació la plataforma donde venden ilustradores y artistas como La Vecina Rubia, Moderna de Pueblo o SoyCardo, TantanFan. Nos lo cuenta María Rufilanchas, directora creativa de Molaría y encargada de bautizar el proyecto: “Cuando estaba estudiando el nombre, pensé en qué tenían en común todos esos ilustradores y, entre otras cosas, eran muchos seguidores, muchos fans. Ellos eran realmente los protagonistas del negocio. Además, para comprarte una taza de La Vecina Rubia tienes que ser muy muy fan, porque o si no, no te la llevas a casa. Pero esa palabra no me sonaba muy bien, así que fui más allá y pensé: lo siguiente de “soy muy fan” es “soy tan tan fan”, y me pareció que era súper bonito y que sonaba precioso”.
No se equivocaba, pues la plataforma se ha convertido en una marca en sí misma desde que nació en 2017. Liderada por Raquel Córcoles (Moderna de Pueblo), Carlos Carrero e Isabel Muguruza, quien se encarga de la dirección creativa, TanTanFan ha conseguido estar en boca de todo el mundo. Además de la web, donde se pueden encontrar desde tazas y agendas hasta obras gráficas, cuentan con puntos de venta por toda España.
Aunque los directores de la plataforma no han querido realizar declaraciones para este reportaje, entendemos que su éxito reside en haber aunado la ilustración y el 'merchandising', un binomio donde las redes sociales han sido esenciales. Con más de 740000 seguidores en IG, cada vez son más los artistas que venden en ella. “Ofrecen muchas facilidades para crear productos con tus dibujos y me gusta porque se encargan de la producción, distribución, y en general, de todo lo que me resulta engorroso”, añade SoyCardo, que vende a través de la plataforma desde principios de este mismo año.
Los 180 hilos de Marco García Aguilera
Pero no todas las plataformas online de venta se dedican al binomio de ilustración y producto. Es el caso de 180 hilos, un proyecto creativo que nace en 2012 con el objetivo de poner a disposición del consumidor un “arte democrático accesible a todo el mundo”, tal y como nos cuenta su director y fundador, Marco García, quien además, cree que este concepto se aleja mucho del de 'merchandising'. “En 180 hilos nos basamos en la obra gráfica, que se entrega numerada, firmada y en un papel específicamente elegido y cuidado. Se trata de unidades exclusivas a un precio muy asequible. Tienen un valor añadido para el consumidor que no puede tener una camiseta, por ejemplo”, explica desde Barcelona.
Cuando puso en marcha la tienda online, contaba con un catálogo de cinco artistas y seis años después, ya son más de 50, como Malagón, América Sánchez o Raúl del Sol. Aún así, Marco es el único al frente de este barco, que nace de su trabajo como diseñador industrial y de su gusto por el arte: “Me muevo mucho por esa pasión que tengo, para que un artista entre a formar parte de 180 hilos, necesito que su trabajo o su estilo me enamore, que tenga un carácter distinto y especial”.
En su caso, tanto las redes sociales como el boca a boca presencial han sido esenciales para evolucionar: “Creo que todo es una cuestión de visibilidad, cuanto más ves algo, mas te apetece, y ahí creo que las redes sociales ayudan muchísimo”.
La diversidad de Miscelánea
Es lo mismo que les paso a Ion Viscarret y Fátima Ibáñez con Miscelánea. Cuando decidieron crear una asociación cultural hace ya 15 años, su principal objetivo era servir de apoyo a los artistas emergentes, y si no hubieran tomado tanto protagonismo las redes sociales a lo largo de este tiempo, todo habría sido mucho más complicado.
En la actualidad, cuentan con un centro de actividades culturales que se ha convertido en un referente en la ciudad condal, además de una tienda online y servicios de curaduría. Pero cuando llegaron a la ciudad, su concepto resultaba totalmente novedoso para la época: “En ese momento, mis colegas del mundo creativo tenían dos opciones para exponer: o los concursos institucionales, o las galerías muy consolidadas a las que era muy difícil acceder. Nos faltaba un punto intermedio, una plataforma que sirviese para lanzar un proyecto pequeño que luego fuese haciéndose más grande”, nos cuenta Fátima desde Barcelona.
Y lo consiguieron. Actualmente Miscelánea alberga cuatro espacios en su local: galería, tienda física, sala de eventos/conciertos y un bar muy especial. Como asociación sin ánimo de lucro, los ingresos que reciben son una oportunidad para que el proyecto siga evolucionando y creciendo y, por otro lado, cuentan con la venta comercial para sostener el negocio.
Su catálogo lo componen más de 100 ilustradores, entre los que se encuentran Naranjalidad, Ana de Lima o Diego Besné. Son elegidos, al igual que en 180 hilos, por lo que transmitan a Fátima e Ion, que además valoran que sus trabajos sean originales o de edición limitada. Cuidan la obra grafica que entregan, mimando la calidad de la impresión, el tipo de papel y la firma del artista para darle un valor añadido a la misma, desvinculándose así del producto de TanTanFan. “Pienso que para cierto tipo de obras o ilustraciones puede funcionar, pero es algo que no tiene nada que ver con nuestro proyecto”, aclara Fátima.
Soy ilustrador y quiero vender, ¿qué plataforma me conviene más?
Después de analizar estas tres opciones, la respuesta parece clara. Naranjalidad, que actualmente vende es Miscelánea, cuenta con su propia tienda online, pero decidió trabajar con Fátima e Ion por "el cariño que muestran hacia la profesión".
Malagón, que cuenta con obras gráficas en la tienda online de 180 hilos, también pone en valor el cuidado y el trato tanto de su obra, como el personal. Ambas plataformas, en palabras de sus ilustradores y de sus propios directores, cuidan con especial detalle la presentación de lo que el consumidor de arte se lleva a casa. Se alejan del concepto de 'merchandising', por lo que si planeas estampar tu obra en una taza o camiseta, mejor cuenta con Tantanfan.
Si la diversificación y variedad de tu propia obra es lo que mejor la define, esta última plataforma será la mejor opción. SoyCardo tiene claro el hilo conductor de los ilustradores de TantanFan: "Creamos mensajes directos y distintos a los que te puedes encontrar en cualquier otro sitio web”.
Las tres plataformas, así como algunos de sus artistas, han experimentado un boom por la ilustración en los últimos años. Naranjalidad expone el motivo de esta expansión: “Instagram ha hecho que la diversidad sea enorme, ya que ahora cualquier persona puede encontrar un ilustrador cuyo estilo le represente, algo que hace años, no pasaba porque ese trabajo era complicado de adaptar al mundo editorial”.
Malagón, que usa el humor y la ironía para crear sus ilustraciones, coincide con su compañera de profesión: "Los estilos son tan diversos que a todos nos une lo esencial, la creatividad. Y las redes sociales y las nuevas tecnologías han sido decisivas para su difusión".
En definitiva, se hace evidente que estamos asistiendo a una democratización del arte, tanto en el medio online como en la tienda física. Con el triunfo de las plataformas de difusión, han entrado en juego las de venta, una causa y efecto que nos permite rodearnos de estímulos y elegir cuál de ellos queremos colgar en la pared de nuestra casa o plasmar en la taza que usamos para tomar el café todas las mañanas.