Es maravilloso que estemos en una época donde el arte es tanto y tan variado que sea imposible navegar y no toparse con una creación que te vuele la cabeza. Esa viñeta que define tu relación de pareja. Ese collage que forma la cara de Frida Kahlo. La foto del concierto de los Foo Fighters en Madrid. Algo que te guste tanto que quieras compartirlas con el resto del mundo. Y es muy posible que se haga sin dobles intenciones y, por supuesto, sin ánimo de lucro. Pero hay otras tantas que no. La maldad está ahí fuera… En línea.
Para los autores se convierte en una moneda de dos caras. Ahora tienen una ventana al mundo que pueden usar para presentar su obra, pero es la misma ventana en la que ellos pueden ver pasar su creación de mano en mano y sin su firma o autoría. Como nos cuenta Aida Mas, ilustradora que firma bajo el nombre artístico de Nastiplastic, al preguntarle por estas cuestiones: “Ahora se está mucho más expuesto a que cualquiera pueda pillar un trabajo tuyo y lo utilice a su antojo, siendo más difícil poder darte cuenta de ello. Es un estigma que ya tenemos asumido y confiamos en que la gente que de verdad apueste por tu trabajo sea la que compre tu obra”.
Independientemente de la red social, lo primero que has de conocer es que desde el mismo momento en el que compartes una creación con tu firma o logo, eres el poseedor de todos sus derechos de propiedad intelectual. Es decir, en el caso de que terceras personas comercializaran con ella, ya se estaría comiendo un delito. Pero justo ahí comienza un problema que se agrava con el desconocimiento legal y las fuerzas para llegar hasta lo más lejos del asunto: denunciar en los juzgados.
Nastiplastic reconoce esa dificultad: “Ninguno nos atrevemos a meternos en ese fregado, a no ser que tengas la suficiente envergadura o sea un caso demasiado grave”. La propia Aída Mas nos recuerda el de Alberto Van Stokkum, un fotógrafo que realizó una sesión para El País con Alex Turner (cantante de Arctic Monkeys) y su imagen empezó a ser utilizada sin su permiso ni remuneración económica en camisetas y sudaderas. Lo más irónico es que los abogados de la banda estuvieron a punto de denunciarlo tras encontrar los productos con la icónica imagen del músico.
¿Qué hacer en esos casos? ¿Cómo reclamar si están compartiendo tu obra sin permiso? ¿Todas las redes sociales se vuelcan por igual con los afectados?
Mucho del material parte de aquí. Las fotos y las ilustraciones son lo más fácil de robar, basta con quitar la marca de agua o la firma. Cuando esto te ocurra, no lo dudes ni un segundo y acude a la ayuda de Instagram a través de su web. En su Centro de privacidad encontrarás un formulario que te irá guiando hasta realizar la denuncia. Al finalizar recibirás un correo confirmando tu solicitud. Si la denuncia es correcta, en menos de 48 horas recibirás otro e-mail notificando que la publicación denunciada ha sido eliminada.
Recomendamos no utilizar ni la aplicación ni la opción de denunciar como SPAM. Aunque es mucho más intuitiva y rápida, las respuestas suelen demorarse varios días (y mientras tanto la imagen seguirá online).
Una red social que se toma muy en serio el tema de los derechos es Twitter. Tras rellenar este formulario sobre Derechos de Autor en el Milenio Digital (DMCA, por su sigla en inglés), en menos de una hora (hay casos que se han solucionado en pocos minutos) la imagen habrá sido eliminada.
Un ejemplo que sirve para medir la inmediatez y eficiencia de Twitter son las retransmisiones deportivas. Las cuentas que se dedican a compartir goles o jugadas de partidos sin contar con los derechos han sido bloqueadas de la red social. Todo en cuestión de minutos.
YouTube
“Los derechos de autor constituyen un tema importante para la comunidad de YouTube. A continuación encontrarás información sobre cómo gestionar tus derechos en YouTube y respetar los derechos de otras personas”. Así empieza la completa página que esta red social pone en disposición de los usuarios que la utilizan para subir sus creaciones. Su funcionamiento está fuera de duda. Que levante la mano quién no se haya topado con un vídeo que ha sido retirado por infringir los derechos de autor.
En algunos casos, es posible que al autor le llegue un correo del staff informándole que el vídeo denunciado ha sido restablecido. Esto se debe a que YouTube ha recibido una contranotificación relacionada con la solicitud de eliminación. Si el autor no envía pruebas que indiquen que presentó una medida judicial contra el usuario en un plazo de diez días, es probable que se reincorpore el material.
Si lo comparamos con Twitter, Youtube o Instagram, Facebook parece que te lo pone más difícil. Un poco como ‘Las 12 pruebas de Asterix’, la red social creada por Zuckerberg parece que esconda el formulario correspondiente. En el servicio de ayuda encontraremos este link que informa sobre el tema. Una vez ahí, si consigues no perderte entre tantas preguntas, encontrarás la correspondiente: “¿Cómo denuncio una infracción de derechos de autor en Facebook?”. Al hacer click sobre ella se extenderá más info donde ya podrás ver la palabra mágica “Formulario”. Pero cómo podrás observar, te siguen recomendando que lo soluciones por tus propias vías (poniéndote en contacto con el infractor).