Porque Estados Unidos no tiene la patente ni la exclusividad de los malos youtubers, en España no nos libramos tampoco del estilo acuñado por creadores tipo Jake y Paul Logan. Y ahí está el sonado caso de ReSet, el joven de 21 años que consideró una gran idea lo de grabar un vídeo en el que le daba 20 euros y galletas rellenas de pasta dentrífica a un sin techo. El clip, consiguió otro tipo de viralidad distinta a la que buscaba Kanghua Ren y el Ayuntamiento de Barcelona presentó una denuncia que ha concluido en un juicio donde le podrían caer hasta dos años de prisión.
El enésimo ejemplo de "en su cabeza era espectacular", versión 'Ley y orden'
En una crónica del juicio publicada por el diario El País, se recoge una serie de comportamientos y citas del youtuber que nadie podría entender. Aparecer con las manos en los bolsillos, tutear a sus abogados, espetarle al juez que es un “señor serio” o que "vosotros vais muy a tope con la ley” no suenan como la mejor de las defensas.
“Dejé el instituto para dedicarme a este trabajo. Lo estaba haciendo bien. Y luego pasó esto. La prensa me ha jodido”.
Aunque ReSet ha comentado a lo largo del proceso que “todo era en plan de coña” y que su intención "no era ofender", la actitud con la que está encarando el juicio no limpia para nada su dañada imagen pública. Kanghua Ren, que ya intentó un reinicio youtuber escorándose hacia la faceta gameplay y los vídeos sobre 'Fortnite', ha declarado a lo largo del juicio que las disculpas que integraban su clip de arrepentimiento fueron un poco forzadas. Según recoge la crónica de El País, buscaba contrarrestar "las críticas": “Estaba rayado. Toda la gente me insultaba”.
Durante el proceso judicial, se ha conocido que el youtuber entregó 300 euros a la víctima Gheorge L. y le ofreció pasar una noche con él pero no se llevó a cabo porque apareció la Guardia Urbana tras ser alertada por un testigo:“Se lo ofrecí de buena voluntad. Le propuse que yo iba a ser un vagabundo más ese día. Me dijo que sí y hasta se puso a llorar”.
“Yo solo hago vídeos en plan broma. Mi canal es de humor, de juegos, de todo un poco... Si lo habéis visto, lo sabéis. Nunca he intentado envenenar a un vagabundo ni humillarle y vosotros me acusáis.”
La acusación, representada por Miguel Ángel Aguilar, el fiscal de delitos de odio de Barcelona, pide dos años de cárcel y una indemnización para la víctima de 30.000 euros por un delito contra la integridad moral. Si bien la información de El País recoge que YouTube pagó al creador 2.000 euros por publicidad en sus vídeos durante los meses siguientes al famoso clip, ReSet se ha defendido en el juicio afirmando que su carrera como youtuber está acabada: "Esto me ha hundido bastante. Mis vídeos generaban publicidad y con eso ganaba dinero. Mi cuenta ahora no vale nada. Mi canal cayó en picado".
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