Con motivo del anuncio de su primera película, La Vanguardia ha tenido la oportunidad de entrevistar a Wismichu y, en lugar de hacer los deberes y tomarse en serio este encuentro, han vuelto a infravalorarlo. Preguntas al nivel de cualquier polígrafo de 'Sálvame' marcan el nivel de una entrevista cuyo objetivo principal es averiguar si "youtuber se nace o se hace".
Ellos tienen la exclusiva...de algo que Wismichu anunció en Twitter
Así es cómo La Vanguardia arranca la entrevista, anunciando que Wismichu acude a "darles una exclusiva". Un término que pierde todo significado a la hora de hablar de creadores digitales, básicamente, porque cualquier información exclusiva será dada por ellos previamente. No por una cuestión de ego, sino por una cuestión de números.
Y de hecho así fue. Ismael anunció en su cuenta de Twitter que estrenaría 'Bocadillo' en Sitges el próximo 12 de octubre. Wismichu no tiene la necesidad de darle una exclusiva a un medio porque llega a más de 7 millones de personas, una audiencia que triplica de largo el número de espectadores que ven los informativos de Telecinco a las 21:00 horas.
Wismichu hablaba élfico y la entrevistadora pársel
Durante los más de 20 minutos que dura la entrevista vemos como la periodista está todo el rato fuera de tono. No solo no comparte el mismo código comunicativo que el youtuber, sino que la manera de formular las preguntas rezuma desinterés por todos los lados.
Resulta inevitable preguntarse si el interés mostrado en la preparación de esta entrevista hubiese sido el mismo si en lugar de Wismichu el entrevistado fuese un director como Rodrigo Sorogoyen. Preguntas mal formuladas, poca preparación a la hora de conocer el contexto del creador y unos medios técnicos lamentables. De hecho, tan mala es la calidad de la imagen que un usuario preguntó si había sido grabada con un Nokia. Y no es para menos, hemos visto películas en screener grabadas en un cine con mejor calidad.
"Oh my god o LOL" cuando utilizas siglas sin conocer el significado
Como cuando tu padre dice "ven a cenar rollo las diez" o tu madre te sugiere ir a mirar un pantalón a "Breska", la entrevistadora trata de conectar con el invitado utilizando palabras que en su boca suenan casi como un insulto.
Antes de llegar a los cinco minutos de entrevista, la periodista pregunta a Wismichu si ha vivido alguna anécdota surrealista o "alguna situación Oh my god o LOL". Sí. Así se rejuvenece La Vanguardia, colando dos palabros millennials cada cinco minutos de vídeo para nutrir el imaginario colectivo de memes.
Y, aunque no vamos a negar que el momento "Oh my god o LOL" nos ha hecho inmensamente felices, no podemos evitar sentir cierta rabia al ver tal falta de profesionalidad. Al final son este tipo de entrevistas las que alejan a los creadores digitales de los medios de comunicación porque desencantados con el resultado deciden practicar eso de "una y no más".
Y, aunque no les falta razón, la realidad no es totalmente así. Existe un periodismo interesado en destacar el trabajo y el talento presente en internet, sin mirarlo por encima del hombro y sin humillar al creador haciéndole preguntas absurdas como "¿youtuber se nace o se hace?"
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