A Quentin Tarantino la manida frase de “lo ha vuelto a hacer” ni le cayó por ósmosis ni por su mentón. Fue por su talento a la hora de absorber influencias. Más allá de su preparación y trabajo, Tarantino aprendió en lo que llamaríamos la calle: un videoclub. Durante los años que trabajó en uno, Quentin se empapó de todas las cintas que por allí rulaban. Sin filtro y sin prejuicio. ¿Y si el mejor plano estaba en una peli coreana?
Al igual que Tarantino tuvo a su alcance todas los VHS del videoclub donde curró, Rafael Escrig se encontró con algo aún más tocho: YouTube. FUA. Así en mayúsculas. Infinitos vídeos y youtubers. Un lenguaje audiovisual sin filtro y sin parámetros establecidos. Una droga pura sin cortar.
"Me gustó la idea de trasladar el fútbol a YouTube de manera gratuita pero darle mi sello personal".
Rafael Escrig es periodista y lo has podido escuchar en Gol TV o leerlo en Panenka. Su formación académica y curriculum le podrían haber asentado en algún medio. Pero con tanta crisis, ¿quién coño está seguro? Así que un día se hartó de esperar y tuvo el típico e inspirador momento de película de Hollywood sobre triunfadores que comienza con la frase “quiero ser mi propio jefe”.
Cuando Rafa y Alex Ivars (cámara y editor) abrieron su canal, por el páramo que era (y es) el periodismo deportivo en YouTube sólo transitaban los de Campeones, un canal que fue "clave" gracias a sus consejos. Lo demás era un ‘Mad Max’ donde Escrig e Ivars eran Tom Hardy y se fueron encontrando unos creadores que utilizaban otro tipo de lenguaje audiovisual al que no hacer ascos. Cualquiera podría convertirse en su Imperator Furiosa.
“Estoy viendo desde los típicos youtubers, Wismichu, AuronPlay y demás, hasta auténticas bombas a nivel mundial como Luisito Comunica o CaseyNeistat”.
Como Tarantino viendo cintas de Sergio Leone que luego adaptó u homenajeó en su posterior obra, Rafael se sorprendió tomando notas de vídeos que no esperaba: “Si una persona es capaz, sólo con una cámara desde su habitación, de influir en el estilo y en la manera de sentirse de una persona es por su magnetismo a la hora de comunicar. Yo quiero saber cómo se hace eso”.
Rafa Escrig podrá ser periodista deportivo y venir de un sector que aún sabe a cognac, pero es joven y tiene hambre. A diferencia de muchos compañeros de profesión, él sí que entiende el éxito de los Wismichus y el curro que hay detrás: “Sigo a mucha gente y me gusta ver todo, hasta la típica instagramer de moda y que hace vídeos de viajes”. ¿Os imagináis a Manolo Lama viendo a Andrea Compton? (Nota mental del editor: idea para un vídeo).
“Lo de seguir a bloggers de moda lo hago para fijarme y adaptarme en la manera de llegar al espectador. El lenguaje audiovisual es distinto”.
Poco a poco fueron llegando, esta vez sí, compañeros de profesión que también se han sabido adaptar y que, además, no se pisan unos a otros: “Somos pocos pero tenemos mucha relación y nos seguimos todos”. La jungla que sí existe en el periodismo deportivo tradicional, la lucha por el share y el clickbait, no se ha trasladado a una plataforma que podría resultar más anárquica.
“Yo soy periodista y creo que hago periodismo adaptado a YouTube”.
Esta declaración que provocaría sarpullidos en muchos periodistas de corte tradicional, es la manera que tiene Escrig de definir lo que hace en su canal. “Youtuber no está recogido en la Real Academia, por lo que no sabemos exactamente lo qué es”. Y mientras no exista una definición exacta, cualquier periodista deportivo va a huir de esa etiqueta. Porque Rafa Escrig sí detecta el prejuicio de su gremio y del mundo del fútbol.
Al contrario que clubes modestos como "Reus, Huesca, Nástic de Tarragona o Levante", otros como el Valencia directamente no le abrieron la puerta ("no aceptan canales de YouTube"). Incluso en Zaragoza le tacharon de "poco profesional" por hacerse valer con una cámara reflex. Alguien debería comentar a los departamentos de comunicación de estos equipos que ya hace ocho años que se hicieron estas cosas. O estas.
Maravillas y desgracias de ser “la primera persona que se habrá puesto en contacto con ellos para algo de YouTube". Y, ¿qué hacen en el mundo del fútbol ante lo desconocido? "Blindarse”.
"La magia de YouTube es que no tiene ningún canon".
A diferencia del blog, lugar que transitaba cualquier estudiante de periodismo hace apenas unos años y en el que "puedes escribir con la cara enfadada y fumando un cigarro", o la televisión, YouTube atrae más a Escrig porque la considera "la única plataforma que te permite transmitir tanto en tan poco tiempo". Y pone un ejemplo que ya conocemos en Watmag: *"El vídeo de Senabre no se podría hacer en la tele". *
"YouTube es la plataforma que se te viene a la cabeza. Lo vi tan global, que es lo que me fascina: que sea global y que sea gratuito".
Pero ese gratis a la hora del acceso por parte del usuario, implica un escaso o nulo retorno económico al creador. Ante la libertad que te otorga el medio, te encuentras una manera muy complicada de ganarte la vida. O como diría Rajoy: "La segunda ya tal".
En el caso de Rafael Escrig y Alex Ivars hablamos de unos vídeos que podrían estar incluidos entre partido y partido de Bein Sports. Pequeños reportajes al estilo 'Informe Robinson' donde ambos periodistas tiran de sus propios recursos económicos que pueden llegar hasta 200 euros
Producciones complejas, de carácter televisivo que incluyen guión, producción, grabación y edición: "Tener la idea del vídeo, mandar correos, ponerse en contacto con periodistas, clubes, futbolistas, pedir acreditaciones y documentarte, casi lo más importante". Después de esto ya es cuando hacen el plan de rodaje, la escaleta y realizan el viaje.
Horas de trabajo y aún no han empezado a rodar. Yo ya estaría cansado, pero ellos aún grabarán y editarán un vídeo para que tú puedas decir: "Rafael Escrig lo ha vuelto a hacer".
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