Conceptos básicos para romper los muros del machismo y empoderarnos como colectivo: Ayme Román es imprescindible en Youtube

En una sociedad donde prácticamente a diario amanecemos con la desaparición o el asesinato de una mujer a manos de un hombre o vemos con nuestros propios ojos como surge un grupo autodenominado "la nueva manada", algo está funcionando muy muy mal.

Y precisamente por eso, por estar en mitad de un contexto tan oscuro, es alentador descubrir canales de divulgación feminista como el de Ayme Román. Esta filósofa se centra principalmente en explicar ideas del imaginario feminista para que tanto hombres como mujeres puedan atacar a través del lenguaje los problemas derivados del machismo.

Aunque el contenido de su canal profundiza en las diferentes remas que abordan el feminismo, en este caso queremos centrarnos en un vídeo que explica el trasfondo que hay en torno a varios conceptos utilizados para definir situaciones de opresión que vivimos las mujeres.

Slut Shaming

Este anglicismo hace referencia a la "denostación o infravaloración de una mujer por el mero hecho de ser desinhibida en el ámbito sexual". Es decir, el juicio emitido por hombres o mujeres respecto a una mujer que tiene una vida sexual muy activa.

En torno a este concepto, existe un debate que gira en torno a la "libertad sexual". Tanto Ayme Román como otras feministas hablan de que no siempre se da ese empoderamiento y disfrute sexual que la mujer busca con esta práctica.

Básicamente, porque si el hombre con quién tiene esas relaciones sexuales solo se preocupa por el placer propio o no comprende que la mujer no es un objeto sexual ni un sujeto pasivo en la relación, el concepto libertad sexual se vuelve todavía más ambiguo.

Sin embargo, si el hombre con quién una mujer tiene sexo esporádico comprende que el consentimiento sexual implica que el encuentro puede ser revocable en cualquier momento y entiende que el placer de la mujer es igual de importante que el suyo...empezamos a hablar el mismo idioma.

Cosificación

Hace referencia a la tendencia (demasiado instaurada en la sociedad) de "ver a la mujer como un objeto de deseo, de contemplación o, incluso, de consumo". De hecho, la incapacidad de verla como un sujeto nos lleva muchas veces a contemplar al hombre como un todo y a la mujer por partes diferenciadas.

Es decir, por aprendizaje cultural, tendemos a fijarnos más en las diferentes partes del cuerpo de la mujer que en ella como un todo. Sin embargo, con los hombres esto no sucede; no nos detenemos a analizar su culo, su pecho o sus labios.

Body Policing y body monitoring

El body policing es el hábito de juzgar o señalar el aspecto de una mujer ya sea por lo que lleva puesto o por sus rasgos físicos.

En palabras de la propia Ayme: "El cuerpo de la mujer pasa a ser un elemento más a debatir. Como si esa mujer tuviese que existir para agradar a los demás. Nadie debe tomarse como una especie de agravio que una mujer no sea atractiva o no vista de la forma que esa persona considera adecuada. Dejemos en paz a las mujeres no normativas", opina.

En el otro lado del ring, tenemos la idea de body monitoring que básicamente se centra en el análisis de nuestro propio aspecto. Es el hábito (muchas veces inconsciente) de tener que estar "presentables" para salir a la calle o de estar pendientes de cada pliegue de nuestra piel o el último poro dilatado en nuestra mejilla.

De este concepto se desprende una construcción de la autoestima basada en el aspecto físico y, por ende, en el deseo sexual que podemos despertar en terceros.

Socialización de género

Hace referencia al aprendizaje y la asociación cultural que nos inculcan desde pequeños para construir nuestra personalidad en base a un modelo establecido. A los niños se les socializa para que sean dominantes,impetuosos o aventureros y emocionalmente más fríos. Por el contrario, de las niñas se espera todo lo contrario.

Esta serie de creencias sociales están basadas en arquetipos destinados a mantener la hegemonía masculina y por ello a día de hoy hay hombres que huyen de mostrar sus emociones más sensibles. Mientras que, por el contrario, de las mujeres y de las niñas se espera justamente esa sensibilidad, comprensión o empatía.

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