No quiero ponerme en plan señor que no entiende lo que sucede en redes, pero el último sketch de Marina Yers me parece innecesario y con menos gracia que un programa de Cárdenas. Si la apología del suicidio está siendo una tendencia al alza en Instagram (sobre todo entre los adolescentes) hacer bromas en torno a este problema no solo es de mal gusto, sino irresponsable.
De caminar por el borde de un rascacielos a mofarse del suicidio
No es la primera vez que Marina Yers se ve envuelta en una polémica por el contenido que comparte en su perfil de Instagram. Hablamos de una persona que lo mismo sube un vídeo caminando por el borde de la azotea de un rascacielos que se cae del coche haciendo el challenge de 'In my feeling'.
Sus publicaciones oscilan entre el humor de pareja, los vídeos bailando y sus looks. Hasta aquí todo normal si no fuese por los patinazos que de tanto en tanto se marca. Con un engagement muy fuerte que supera en casi todos los vídeos el millón de reproducciones, el nivel de conciencia a la hora de publicar no es muy alto.
O, si ese nivel de conciencia existe, pesa más el número de likes. Hacer humor con el suicidio cuando es un tema que está especialmente candente en Instagram es tener muy poco respeto por las personas que puedan estar pasando un mal momento y planteándose ese escenario como una opción viable.
yo cada vez que veo un vídeo de marina yers pic.twitter.com/aKQlgEjiHX
— marta (@adorehoshi) 6 de febrero de 2019
No se como hay gente que sigue a Marina Yers, aparte de tener gracia 0, siendo una persona con algo de influencia, hace videos ridiculizando a la gente trans, se ríe de la gente gorda y bueno ahora va bromeando con el suicidio
— ada (@adaparedess) 7 de febrero de 2019
por qué existen dalas y marina yers es que no lo entiendo de verdad.
— 𝒊𝒓𝒆𝒏𝒆 (@stuckinyoongi) 6 de febrero de 2019
Recurrir al suicidio como cierre de un sketch cuando hay personas que buscan la palabra suicidio entre los hashtags de Instagram es tener un nulo sentido de la responsabilidad respecto a tus seguidores menores de edad. El contenido de Yers es consumido en gran parte por adolescentes, un público especialmente sensible ante este tipo de temas.