¿Qué pasaría si Bella de Crepúsculo se hubiera quedado con Jacob? ¿Cómo sería una relación romántica entre El Rubius y Mangel? ¿Y si Harry Styles tuviera sexo con una fan? Todas esas dudas son resueltas por los fanfics.
Desde que internet es internet, miles de personas disfrutan creando relatos sobre sus personajes favoritos, ya sea ficticios o reales, con finales alternativos, o situaciones inverosímiles.
Al fanfic le precede la fama de ser en su mayoría relatos eróticos, lo cual no se aleja mucho de la realidad. Si no es de índole sexual, es de romanticismo inocente. Pero sí, el fanfic es sexo puro y duro.
Es verdad que pueden reunir millones de lecturas y de seguidores, pero debido a que los fanfickers trabajan con personajes que son propiedad intelectual de terceros hace que sea imposible volverlo rentable, ¿entonces qué es lo que mueve a los fanfickers a no parar de crear?
“Escribo historias de lesbianas con final feliz”
Así se autodefine A. M. Irún, seudónimo que usa a la hora de compartir sus obras en internet. Nacida en Zaragoza en 1983, estudió Periodismo en Madrid, después de lo cual volvió a su ciudad natal.
“El primer fanfic que escribí fue sobre Dianhoa (Diana y Ainhoa en Centro Médico, de TVE). No veía la serie porque la asociaba a otro tipo de público, pero vi en Twitter que había rollo bollo y decidí seguirla. Me inspiraron una historia y me puse a escribirla. Tuve muy buena acogida. No obstante, aunque fue mi primer fanfic escrito, siempre me rondó en la cabeza uno sobre Rizzoli & Isles que nunca llegué a plasmar en papel y ahora me lamento”.
Publicó Dianhoa en Wattpad, el lugar de los fanfics por excelencia en nuestros tiempos, donde ganó seguidores y llegó a más gente, pero el segundo decidió publicarlo en su propia página web, y tuvo una acogida espectacular. Era un fanfic sobre Barcedes, la pareja que forman Mercedes y Bárbara en la serie chilena Perdona nuestros pecados.
Y es que A. M. Irún encaja perfectamente en el mundo del fanfic. Su objetivo principal con sus relatos, tanto de fanfic como originales, es desmitificar el “bollo-drama”. Usualmente las historias de amor que se escriben sobre lesbianas tienen un final trágico o triste. Pero los fanfics tratan “de coger unos personajes ya diseñados, con unas tramas definidas o que puedes intuir y escribirles una realidad paralela a tu gusto”. En este caso, crear una relación lesbiana ficticia con finales felices.
Nos cuenta que es fácil crear esos mundos cuando ya el lector “tiene en su cabeza no sólo la imagen de los personajes, sino su background, su tono de voz, etc., y eso enriquece el relato. Lo que en una novela te llevaría un par de párrafos, en el fic lo haces en dos frases porque cuentas con esa complicidad de la lectora/seguidora de los personajes que rellenará los huecos”.
Cuando creas un fanfic es porque sientes amor por esos personajes y quieres crear algo a partir de ellos, y ese amor o pasión es algo que se comparte con los seguidores que siguen la historia ficticia: “Es muy especial cuando recibes buen feedback, te agradecen lo que escribes, o lo comparten con otras personas. Pero no se vive de ello. A mí me ha servido para darme a conocer a un público más amplio y que conozcan mis novelas”.
Eso sí, recalca que “la gente se acostumbra con mucha facilidad a lo gratis y no valora las horas que hay que echarle al teclado para sacar algo bueno”.
Irún úrabaja en el mundo del marketing digital y saca tiempo cuando puede para escribir.
“No siempre apetece, claro. A veces llego cansada de trabajar y lo único que quiero es tumbarme en el sofá y ver la Champions. Para mí, aunque es divertido, escribir supone un esfuerzo. Sin energía es difícil entrar en ese proceso creativo y hacerlo de manera productiva”.
Aun así, tiene dos procesos distintos a la hora de crear. Si es una obra original suya, intenta ser metódica, “elegir y trabajar el tema, diseñar los personajes y definir la trama”. Escribe un poco cada día hasta tener el primer borrador.
Sin embargo, “el fanfic, es más descarnado, apenas tienes un bosquejo de lo que quieres que ocurra. Yo ni siquiera lo anoto en ningún lado ya que mis fanfics suelen ser breves y no lo necesito. Conforme escribo doy un repaso y publico en el blog o en Wattpad el día que haya elegido para la publicación de capítulos”.
“Es maravilloso ser escritor de fanfics, algunos de mis mejores amigos los hice en los fandoms"
Antes de Wattpad y de los foros, en los inicios de Internet, los fanfics tenían su lugar. Eran menos accesibles y de grupos limitados, pero la gente se las ingeniaba para compartir las historias creadas por ellos mismos sobre sus personajes favoritos.
Aquí es donde entra Eleanor Kos, seudónimo de una chica de Wisconsin, fanficker de la vieja escuela. Lleva escribiendo desde 1999, comenzando a publicar sus obras originales en 2015.
“Los primeros fanfics que escribí fueron sobre Babylon 5. Ya de antes había leído fanfics sobre la serie y me gustó, así que me decidí a hacerlo. Mi pareja favorita era Sinclair y Garibaldi, por si os interesa”.
En aquel entonces, para compartir los fanfics se usaban listas de mails que se iban creando con diferentes nombres. Uno de ellas era Firefly, una lista de correo, que recibía el nombre por la propia serie. Actualmente tiene la mayoría de sus fanfics publicados aquí.
“Era un pequeño fandom para escribir rareslash con una breve lista de escritores que participaban, muy acogedor. Ahí fue donde encontré mis primeros lectores fieles, muchos de los cuales a día de hoy son muy buenos amigos, años después”.
Seguramente te pase como a nosotros y ni sepas qué es el rareslash. Pues bien, dentro del mundo del fanfic existen varias categorías para especificar qué tipo de fanfic estás leyendo, uno de ellos es el slash, para definir los fanfics que son dedicados exclusivamente a recrear historias homosexuales. Rareslash define el shippeo de personajes muy, muy raros dentro de la historia (o sobre los que no se suele escribir, o que ni siquiera existen en la obra original).
Eleanor vive como diseñadora web principalmente, sólo un cuarto de su ingreso viene por la escritura de sus obras originales, casi todas novelas eróticas homosexuales.
“Trabajo por cuenta propia y me organizo mi tiempo, por lo que es bastante fácil encajar ambas cosas en un día. Es difícil decir cuántas horas dedico a escribir cada día, pero trato de escribir al menos 1000 palabras, sobre todo por las mañanas si puedo. Es más fácil entrar en el flujo de la historia si es lo primero que hago al empezar el día”.
A día de hoy ha ido dejando los fanfics cada vez más de lado para crear sus propias historias, pero la experiencia que adquirió creando historias románticas entre personajes de series le allanó el camino para mejorar su escritura erótica.
“Es maravilloso ser escritora de fanfics, algunos de mis mejores amigos los hice en los fandoms. Co-escribir con otros fanáticos fue una experiencia increíble. Me encanta cuando personas que han leído mis fanfics me escriben sobre cómo miscomo han ayudado a sentirse mejor después de un mal día o durante un momento difícil de sus vidas, es la mejor parte de todo”.
Lo mejor son las personas. Sentir que compartes la misma pasión por unos personajes que otra gente hace que se cree comunidad. Aparte de que escribir un fanfic es “pasar más tiempo en los mundos ficticios que amas, con los personajes que amas, conoces las comunidades fandom y la gente que la compone”.
Como bien nos indica Eleanor, al igual que Irún antes arriba, aunque escribir fanfics no sea una actividad rentable persé, sí que hace que crees una comunidad. No ganan dinero de modo directo con sus fanfics, pero el manejo y la habilidad de crear historias romántico-eróticas se deja entrever en sus obras originales.
Otra forma es simplemente cambiar los nombres de los personajes del fanfiction, y ya tienes una “obra original” que ofrecer a la venta.
Un buen ejemplo de ello es Cincuenta sombras de Grey, originalmente fanfiction de Crepúsculo, escrito por Erika Leonard Mitchell, más conocida por su seudónimo E. L. James. De hecho, originalmente la obra se llamaba Master of the Universe y tenía los nombres originales de los personajes del relato original, Edward Cullen y Bella Swan. Al ver el éxito que alcanzaba lo borró de las publicaciones fanfiction, y reescribió el relato cambiando los nombres por Christian Grey y Anastasia Steele, convirtiéndola en “una obra original”, sin referencias a Crepúsculo.
“Nunca he pensado en vender mis fics, la mayoría de las veces escribo por compulsión"
“Mi puerta de entrada fue Harry Potter. Leí los libros cuando iban por el cuarto y a partir del quinto empecé a mirar teorías, etc, hasta encontrarme con los fics. Originalmente leí mucho y no pretendía escribirlos pero una amiga me animó, ya que ella y otras chicas solían escribir habitualmente. Creo que empecé como por 2006 a leer y 2007 a escribir”, así se presenta Iratxe, Flan Fatal en las redes sociales.
Iratxe, fuera del mundo fanfiction, es consultora, y dependiendo de la carga de trabajo que tenga según el día, se permite un rato de más o de menos para escribir sus fics. A diferencia de Irún o Eleanor, no ha sacado ningún beneficio económico de su creaciones: “Nunca he pensado en vender mis fics, la mayoría de las veces escribo por compulsión. El fandom al final es un hobby para mí, creo que lo disfruto más sin tener que deadlines ni directrices claras”.
“Mi tipo de relato favorito para escribir es el que está basado en el canon, ya sea rellenando huecos, reescribiendo escenas, o "mejorando" finales. Me divierte escribir y me da una vía de escape que, aunque tiene su complicación, ya que hay que ceñirse a una personalidad establecida, también presenta un "setting" más sencillo ya que partes de algo que existe”.
Señala que a pesar de que el fanfic está bastante mal visto, hay “verdaderas maravillas escritas”. El fanfic es un lugar sin filtro, todo el mundo puede escribir y “es normal que haya cosas peor escritas, pero la gente no entiende que el fandom también esauna plataforma perfecta para empezar a escribir”.
"El fandom no se diferencia tanto del mundo editorial, por ejemplo, cuando un libro de zombies lo hace bien, y tiene suerte y se hace famoso, dos meses después la entrada de la librería está llena de libros de zombies. Aquí es un poco lo mismo, aunque a veces es por temática, por cierta manera de escribir. Uno da con una fórmula que engancha y luego van muchos detrás. También ayuda escribir un "universo alternativo" clásico en un fandom nuevo, siempre hay alguien que lo va a buscar".
La comunidad en la que comenzó fue en la de Livejournal: “Todos los domingos se proponían dos o tres retos y la idea era escribir algo corto (llamados drabbles) en unos 30 minutos. Era muy divertido y exigía pensar muy rápido. Ahí comencé a picarme. Subía mis fics primero a FanFiction.net, pero me acabé enfadando porque no me gustaba cómo formateaba los fics y dejé de poner nada en esa página”.
Como llevamos diciendo desde muy arriba, Iratxe también recalca la comunidad, poder conocer gente afín e incluso crear nuevas amistades. Mientras vivía en Bilbao y no tenía gente cerca con sus gustos, gracias a Livejournal hizo muchas amistades, que la corregían y ayudaban a mejorar su escritura. Una de ellas es incluso a día de hoy su compañera de piso.
Esto último resume muy bien todas las impresiones de los fanfickers, y el por qué siguen ahí a pesar de "la poca rentabilidad": la gente. Al final, esto no es ser otro creador al uso, no hay muchas posibilidades de que las obras puedan dar dinero, pero la posibilidad de compartir con otra gente unas horas más dentro tu mundo ficticio favorito, hace que valga la pena.