Como loca del análisis (y particularmente del audiovisual) no puedo más que abrazar los vídeos cuyo objetivo pasa por desgranar el subtexto de un movimiento cultural, una película o una canción. Y si alguien es especialista en analizar desde su perspectiva cada hito de nuestra generación esa es Ter. ¿Su último vídeo? Un desglose de las características que han convertido el trap en un movimiento contracultural en sí mismo.
La glamourización del chándal o cómo La Zowi o Rosalía están implantando la moda cómoda
La música urbana es el nuevo indie. Si en 2008 Vetusta Morla era lo más escuchado por los jóvenes de la época y lo más molón de un festival, ahora, ese lugar lo ocupan Don Patricio, Bejo, Kinder Malo o La Zowi. Aunque Vetusta Morla sigue siendo un grupazo con un público súper fiel, hay que reconocer que los que surfean la cresta de la ola y marcan tendencia son los nombres que están incluidos dentro de la escena urbana actual.
No es causalidad que las adolescentes actuales se vistan como Rosalías en potencia ni que ellos lleven cadenas de oro y chaquetas de chándal noventeras. Rosalía y sus colecciones con Inditex han logrado que los pantalones de campana volviesen a calar en la calle y Yung Beef que el oro de tu comunión tuviese presencia más allá de las fotos que hay en casa de tu abuela.
El trap ha cambiado la forma de entender la música y de expresarnos. Al igual que hemos aprendido a reconocer el beef de C.Tangana, también sabemos identificar qué tipo de artistas acoge un festival tan solo viendo la indumentaria de sus asistentes. Mientras en el Arenal Sound este año veremos pantalones de ciclista, gorras y zapatillas Fila, en el Sonorama, volverán a juntarse los hipsters de jersey de abuelo con los nuevos centenials que van por los DJs y tres líneas del cartel más.
La iconografía religiosa y la presencia de la tecnología
Las cruces, los cuadros de vírgenes o los rosarios son elementos visuales que aparecen constantemente en los videoclips de los intérpretes anteriores junto a herramientas tecnológicas que forman parte del día a día de toda una generación. De hecho, la propia Ter se pregunta "¿por qué el cine o las series actuales no hacen referencia a la cotidianidad tecnológica que si vemos en los videoclips de Cecilio G o La Zowi?"
Y, aunque cada vez más, las películas de Netflix basadas en el presente recogen esta realidad, sí que es cierto que está muy presente en la narrativa del trap. La música urbana habla de cómo han cambiado las relaciones, hacen referencia a la precariedad que nos rodea y ensalzan la figura del dinero y todo ello lo hacen mientras se toman un selfie o mandan un Whatsapp.
Vivimos en un mundo globalizado y donde internet es el eje que lo comunica todo. Y, como sostiene Ter, esa realidad es nuestra cotidianidad y, por primera vez desde el arte clásico de Velázquez o Goya, un movimiento cultural la refleja y la abraza sin pudor alguno. Mientras los videoclips de Britney (sí, lo sé, oro audiovisual) nos mostraban una realidad con la que soñar, los visuales de la música urbana se centran en compartir con nosotros elementos del día a día para que podamos empatizar y nos sintamos parte del fenómeno en su conjunto.